Esta imagen me atrae poderosamente. Es la imagen de ese cuerpo de mujer que se arma o se desarma como un rompecabezas. Un cuerpo fragmentado y atravesado incesantemente por miradas y discursos, por mitos e historias, por mandatos y decisiones. No se trata sólo de la metáfora del cuerpo real frente al cuerpo cyborg de la tecnología de las cirugías plásticas. Es también el desfase entre la imagen del cuerpo de la mujer moldeado por el ojo histórico, racial, cultural y patriarcal, y una mirada oblicua femenina buscando la contra-imagen que por fin inaugure otras corporalidades. Es la dificultad infinita de esta auto-representación para la cual sólo hay el lenguaje que se inaugura al momento de afrontarla.
Esta mujer vulnerable y feroz, me parece encarnar aquella epopeya íntima, esa revolución tan estridente como silenciosa que protagonizan ciertas artistas latinoamericanas deconstruyendo y construyendo sus cuerpos en el arte contemporáneo. Sólo desde hace muy poco son ellas quienes miran. Sólo desde hace muy poco posan pero también son el ojo que decide y forma sus cuerpos. Pero, y esto es algo que quiero explorar, están en un ángulo distinto a las mujeres feministas norteamericanas o europeas. Son otros los discursos, otras las historias, otros los proyectos sociales que dialogan y forcejean en sus cuerpos. ¿Cuáles son estos discursos, estas historias, estos mitos, estos interdictos particularmente latinoamericanos?
La idea no es hacer una disertación feminista, nacionalista, chauvinista o americanista. Pero si me gustaría rastrear estos problemas teniendo en cuenta unos discursos históricos determinados. La colombiana Zandra Pedraza ha propuesto la urbanidad, la higiene, la medicina y la estesia, como los discursos que han hecho ingresar los cuerpos latinoamericanos a la modernidad. Como precedente habría que hablar del discurso religioso, de la anatomía piadosa que instauró desde la Colonia nuestras posibilidades corporales.
¿Cómo concibieron estos discursos el cuerpo femenino? ¿Cómo se relacionaron estos discursos con el arte? ¿El arte reflejó los cuerpos que estos discursos modelaron? ¿O, acaso, más que imitarlos los construyó?