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sábado, 21 de mayo de 2011

Cuerpo de Mujer: modelo para armar

Dos extremos. La  mujer a la que el ojo patriarcal le impone la imagen de su cuerpo y la mujer que bucea en estas imposiciones para buscar su propio corporalidad aventurando otras imágenes al margen del canon. Para hacerlo, ella debe sumergirse en un mar de mandatos y detritos culturales históricos, sociales, mitológicos, estéticos.
Entre 2009-2010 realicé la investigación “Cuerpo de Mujer: Modelo para armar” (Beca de Creación - Alcaldía de Medellín, Editorial La Carreta, 2010) donde rastreé la estrategias de varias artistas contemporáneas colombianas que buscaban sus cuerpos más allá de la mirada canónica y masculina del arte. Quiero ahora llevar estas preguntas a otros países latinoamericanos para construir una especie de anatomía comparada de ese cuerpo femenino latinoamericano perdido, buscado, interrogado, imaginado. Obviamente no será como la Anatomía de Vesalio, un estudio universal, científico, coherente, sistemático. Sino,  más bien, una des-anatomía contemporánea, fragmentada, llena de huecos, disonancias, piezas que no cuadran, puntos cero de la representación pero también humeante de poesía y afirmaciones.
México será la próxima estación para aventurar este antimétodo, para aramar o desarmar ese rompecabezas.  Algunas preguntas sueltas inspiran  este blog de viaje: ¿Qué lazos se tienden entre la Virgen de Guadalupe, madre de América, y nuestra Virgen de Chiquinquirá, madre de Colombia? ¿Cómo es mirada la Virgen, cómo es venerada?, ¿ Cómo se instituye como el “cuerpo ejemplar”  femenino por excelencia de Latinoamérica ?
¿Qué símbolos femeninos se han filtrado en la piel androcéntrica de la monumentalidad urbana mexicana equiparables a nuestra Pola en Bogotá o a la Gorda de Botero en el Parque de Berrío de Medellín, o a la colorida Jovita en Cali?
¿Cómo se conecta La Casa Azul de Frida, esta casa pública, llena de color, por donde pasó toda la historia de México, de puertas abiertas ayer y hoy, y actualmente meca internacional del turismo, con aquella casa blanca clausurada en Envigado de Débora Arango, donde debió recluirse muerta en vida por los ataques furibundos a su explosivo trabajo en los años 50? ¿Qué vasos comunicantes pueden establecerse entre una obra narcisista, concentrada en el propio cuerpo, intimista como la de Frida, con la de una Débora que apenas si se retrató y más bien se obsesionó con el cuerpo político de sus contemporáneas?
Y , luego claro, el capítulo riquísimo de las artistas contemporáneas de aquí y de allá que persiguen el cuerpo.  ¿Cómo se encuentran y desencuentran, en los mitos, la historia, la raza, las imposiciones, los acatamientos y las tergiversaciones?

Gracias a una Residencia Artística del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México y el Ministerio de Cultura de Colombia he viajado a Ciudad de México a darle vuelta a estas preguntas. Mi objetivo será buscar  en estas tierras el “Corpus Feminae” , ese agujero negro que opacó  el sangriento y rutilante “Corpus Christi”. Ese lugar vacío del que habló Lacan, ese abismo insondable que embriagó y espantó a Freud. Ese cuerpo que, como los vampiros, no puede reflejarse en los espejos.  Hasta que las artistas contemporáneas decidieron romper el sortilegio y crear sus auto-imágenes. Voy a buscar aquí la ciudad de sus mujeres.